The Hardest Part.
https://www.youtube.com/watch?v=6L5EH8Sxnic (Soundtrack).
Noelia sólo sentía que sus manos ardían tanto, eso fue lo que finamente la despertó.
miró hacia arriba atentamente, recorrió cada lugar con los ojos sin poder aún moverse, a lo lejos escuchaba una voz, era casi imperceptible.
-¡Noleia! ¡Noelia!... ¿me escuchas?.
Noelia apenas reconocía la voz solo sentía que su cuerpo entero dolía muchísimo, logró sentarse y se dio cuenta que tenía una cuerda amarrada a un arnés en su cintura, las manos ensangrentadas, y algunos rasguños en los brazos.
-Sí. sí te escucho- gritó ella de vuelta con casi nada de aliento.
Comenzó a pararse de a poco, veía que pasaba gente cerca de ella pero que nadie la ayudaba incluso, algunos le decían que era cobarde, que se parara y siguiera, total, había sido solo un rasguño.
Un tanto molesta comenzó a caminar, la verdad, es que no recordaba nada de lo que había pasado, ni mucho menos como había llegado allí. lentamente comenzó a subir ese gran macizo de nuevo, al parecer tenia que llegar hasta una cumbre. Se le hizo mas difícil de lo que pensó, tenia las manos mas heridas, le dolía la espalda y el sol no le daba respiro alguno. Sólo tenía esa sensación de cansancio inagotable en donde solo escuchas tu respiración jadeante y el dolor en el pecho que esta misma te deja.
A medida de que iba caminando fue encontrando pistas, reconoció a lo lejos su cuaderno el cual tenia muchas hojas arrancadas, mas adelante en el camino que se hacía mucho mas difícil encontró un pañuelo, no era de ella pero reconocía su olor, le era muy familiar. Así siguió adelante teniendo flashes de recuerdos que pasaron ese mismo día. En su pecho tenía una sensación muy extraña, de malestar, miedo, pena y mucha rabia, fue ahí como comenzó a hilar todo y se dio cuenta de que algo malo había pasado.
Siguiendo el sendero en dónde cada vez encontraba mas pistas y cosas de ella, se topó con mucha gente, algunos decían conocerla y luego de hablar un poco con ellos ella recordaba y lograba saber quienes eran. Muchos guías, alpinistas, montañistas, amigos de la naturaleza y un par de aficionados fueron quienes terminaron de guiar su camino. Recordó entonces, casi llegando a la mitad del camino, que ella andaba con un compañero.
-Quizás el me gritaba- dijo esperanzada.
Intento usar su walkie talkie para poder comunicarse pero al otro lado no se escuchaba nada. Estuvo mandando prácticamente todo el día una señal de auxilio, para ver si su compañero en algún momento lograba escucharla, recibir las coordenadas y finalmente, encontrarse. Desde luego, jamas recibió respuesta. Caía la noche y ella seguía hablándole, dejándole mensajes, contándole como era la vegetación, el lugar, los olores y con quienes se había encontrado, pero aún seguía sin respuesta.
Pasó la noche bajo nos arboles al lado de una quebrada en dónde el viento no pudiera alcanzarla, sentía como el viento golpeaba suavemente su cabeza y el olor a tierra húmeda hizo que, finalmente, se quedara dormida.
Despertó de un golpe cuando, para su sorpresa, escucho un sonido en el radio.
-shhhhhht! Noelia!¿me escuchas? Noelia, si logras escuchar esto, sigue las coordenadas que te daré a continuación.-
Ella desesperada tomó el radio y comenzó a gritar
-Acá, acá. Aquí estoy, por favor no me dejes, dime donde estás como lo hago para llegar dónde estas tu- solo se escucho un silencio avismante. Ya no había nadie al otro lado.
Para su suerte alcanzó a escuchar las coordenadas así que decidió que al otro día antes de que saliera el sol, iría a emprender su camino a la cumbre. Pasó la noche mas estrellada que jamas haya visto, no durmió ni un minuto con las ansias de que la noche cortara su vida y llegara pronto la mañana para así, detener su agonía y llegar donde estaba su compañero. El sol salió y ella emprendió camino nuevamente, se percató que en la ruta existían carteles con mensajes como : -Sigue por acá- , o, -Vas por buen camino sigue la huella Noelia-. Al ver esos mensajes se dio cuanta de que su compañero había pasado por ahí la estaba ayudando a llegar a el, su corazón se lleno de esperanza y enérgicamente apuró el paso.
Ya habían pasado un par de horas y Noelia seguía sin llegar a la cumbre, estaba dando vueltas en círculos y se sentía desorientada, el calor y la sed no la dejaban pensar con claridad y ya no sentía ruido alguno de un humano ni mucho menos de un animal. Su corazón comenzó a latir rápidamente y el miedo comenzó a nublar sus ojos. Se sentó un rato y comenzó a llorar, no sabía que hacer y era primera vez en su vida que le pasaba. Muchas veces subió montañas, muchas veces se hirió y muchas veces se perdió pero, esta vez, era distinto, esta vez no tenía su brújula.
Pasaron horas, incluso días sin que pudiera salir de esa zona. No había comida, no habían animales ni vestigio alguno de que haya pasado otra persona por ahí. Al quinto día decidió hacer caso omiso a las coordenadas y simplemente guiarse por su instinto, por su corazón.
Comenzó a escalar rocas enormes y era un riesgo grande abrir camino por dónde iba por que la naturaleza de ese lado del macizo era muy hostil. Sabía que se le venía difícil que no sería fácil seguir subiendo, iba sin cuerda, sin casco y el cansancio y la falta de comida la tenían agotada.
Logró llegar a una meseta y ver dónde estaba ubicada, ese lugar lo conocía esa montaña la había subido antes sin tener éxito. Recordó que jamás había podido hacer cumbre ahí, y al parecer, esta no sería la excepción. siguió sin fuerzas recorriendo el sendero, a unos metros encontró un bolso, lo reconoció de inmediato porque tenía las iniciales de su compañero. Buscó rápidamente si había comida o algún elemento que pudiera ayudarla, pero no encontró nada, sólo un reproductor de música con una sola canción sonando -The Hardest Part- de Coldplay. Sin entender mucho, tomó las cosas de su compañero y siguió su rumbo a la cumbre con la esperanza de encontrarlo sano y salvo.
La vegetación y los animales le avisaron que estaba llegando, finalmente, a su destino. Una alegría inmensa la recorrió cuando supo que lo volvería a ver, ya todo estaba tranquilo en su corazón, lo peor ya había pasado. Comenzaba a caer la noche y en su ascenso Noelia notó que escuchaba unas risas, unas voces a lo lejos. Comenzó a correr para llegar rápidamente, vio luces que parecían de una fogata.
Unas sombras allí arriba alertaron que había encontrado a su compañero, su alma ya no podía mas de emoción y sus ojos se llenaron de lagrimas.
-Sabía, sabía que eras tu quien dejó todas esas pistas para que llegara hasta aquí- gritó ella mientras se acercaba corriendo a el.
El se paró y con su cara sorprendida le dijo:
-Noelia, ¿qué haces aquí?. Creía que habías muerto. ¿Por qué estás acá?.-
Durante unos minutos hubo un silencio terrible, de esos que duelen hasta los huesos.
-No lo entiendo, no te alegras de verme?- dijo ella, con su corazón y garganta apretados.
El movió la cabeza para ambos lados y se acercó a ella, con mucho cuidado puso sus manos en su hombro y le dijo:
-Tu me pesabas, yo nunca estuve seguro de subir esta montaña contigo, no tienes la frialdad para enfrentar un macizo tan soberbio, pensé en algún momento que seriamos el mejor equipo pero no eras capáz de seguirme el paso, por eso solté tu cuerda, comencé a recorrer esto solo y te dejé falsas pistas para que no lograras llegar, este es un lugar sagrado al que tu no puedes tener acceso, el solo hecho de pensar en que subieras esta montaña me aterraba, no quería que te murieras o dañaras- Cerró su monologo con un suspiro y esquivando la mirada de Noelia.
-Pero, tu me dijiste que podía, tu dijiste que lo hiciéramos juntos que este camino jamás lo habías hecho, que necesitabas mi compañía. ¡Por qué! ¡Por qué, lo hiciste!.- Gritó Noelia con lágrimas en sus ojos.
-Mírame, mira mis heridas!, todo lo que hice para llegar hasta acá. - gritó nuevamente Noelia.
Él la miró fijamente, tomó su mano y caminó hasta la fogata en dónde estaban sus cosas y su carpa.
-Noelia, ven. Ven a calentarte con el fuego, comamos algo y luego vamos a dormir-
El viento sopló una vez mas y al no tener respuesta su compañero se volteó para ver que le pasaba a Noelia. Su sorpresa fue enorme cuando al regresar la mirada no la encontró. Se paró rápidamente y comenzó a buscarla.
-Noelia! Noelia!! dónde estás? regresa!-
Su desesperación hizo que quisiera salir corriendo tras ella a buscarla, temía que algo le pasara, después de todo, era una buena compañera. Pero su cabeza lo detuvo, su mundo se puso negro y sabía que corría peligro saliendo en la noche, podía llegar a perder la vida si tomaba mal un sendero. Regresó a la fogata y al sentarse se percató de que le faltaba su mapa y la brújula de Noelia.
Sabía donde tenía que ir, pero no sabía como llegar, se había traicionado a el mismo, ahora no sabía como alcanzar la siguiente cumbre.
La noche estaba estrellada y el viento era cálido, no se escuchaba sonido alguno ni rastros de Noelia, Él se quedo contemplando el fuego y su sombra que finalmente, era lo único que le quedaba.
Pasaron los años y jamas se supo de Noelia, muchos viajeros dicen que la vieron en muchas cumbres, siempre sola, sin nadie que la acompañara, algunos decían que era audaz porque ella ya no viajaba con brújula. Un viajero se cruzó con ella un día y le preguntó como lo hacía para lograr llegar a las cumbres mas altas sin brújula - Sólo sigo a mi corazón- respondió ella con una sonrisa. A su compañero, en cambio, lo encontraron muchos peregrinos en el camino. Jamás se movió de esa cumbre, no sabía moverse por su corazón, nunca fue uno solo con el, no sabía a donde ir ni como llegar, así pasaron los años para el, cómodo en esa cumbre maravillosa pero sin corazón y sin tener con quien compartir tanta maravilla.
Para Noelia no fue tan diferente. Tampoco tenía con quien compartir todas los paisajes increíbles que había visto, que dejaban automaticamente de ser increíbles en el momento en que miraba sus manos y veía sus heridas, o que recordaba la curva de la cara de su compañero del alma...nada volvió a ser tan brillante en su vida como ese momento preciso en dónde comenzó el camino a esa montaña increíble y donde el sol daba justo en la cara de ese hombre que con amor le decía mientras subían la roca:
-Dame tu mano, no te dejaré caer. Confía en mi.-
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