Contando pasos...

Sus ojos cerrados, su pelo con tonos anaranjados propios de un atardecer majestuoso y lleno de color, y el tibio calor del sol de primavera que ya comenzaba a dormirse en el mar abrazando lentamente el cuerpo de Noelia.
Solo escuchaba el sonido de su respiración intensa, interrumpida y nostálgica…el viento por su parte hacía lo suyo y jugaba con  su pelo…Noelia sabía dónde estaba, sabía que sus pies tocaban la tibia arena que adornada suavemente aquella playa, esa playa de desdichas y alegrías, esa playa de su vida.
Lentamente abrió los ojos, sus ojos cristalinos reflejaban los últimos rayos de luz esa luz intensa, esa luz que da vida, esa luz…
Lentamente con un poco de miedo comenzó a acercarse a la orilla, metió sus pies al agua y poco a poco sintió como su cuerpo se enfriaba, como el sol ya no alumbraba y como su tarde llena de colores comenzaba a ponerse de un tono oscuro…volvió a cerrar sus ojos, volvió a escapar, volvió a temer.
De nuevo se encontraba Noelia con la fría noche, sus ojos cerrados y su cuerpo apretado por el miedo y por el frío. Sentía como la fría brisa marina chocaba en su cara y como poco a poco hacía que su piel se pusiera cada vez más fría, más insensible y más dura.
Aun con sus ojos cerrados y su respiración acelerada Noelia sintió una tenue luz en su cara, poco a poco comenzó a abrir sus ojos para ver que sucedía, una luna maravillosa la recibió con amor, una luna plateada, gigante y luminosa. Noelia jamás había visto lo maravillosa que la noche puede ser, la luna se reflejaba en el mar y el mar estaba tan calmado como una taza de leche. Su pelo se veía brillante a la hermosa luz de la luna y todo parecía estar en armonía junto al suave vaivén del tranquilo mar.
Noelia asombrada comenzó a mirar la playa y se dio cuenta de que a lo largo de la orilla estaba lleno de pisadas, pisadas irregulares que iban desde unos pies muy pequeños hasta unos muy grandes. Asombrada se acercó para ver de qué se trataba  y se fue corriendo al comienzo de ese camino de pisadas donde apenas se distinguían unos pies muy pequeños.
Llego y con mucho cuidado se arrodillo a abrir una pequeña caja musical, la abrió y la melodía le pareció muy familiar…adentro había una nota que decía “He aquí tu regalo pequeña, la historia de tu vida”. Asombrada y emocionada comenzó a recorrerla, pequeña pisadas que recorrieron esa playa cuando Noelia apenas era un bebé, era emocionante ver como esas pisadas comenzaban a ser más grandes, muchas veces había solo una Noelia sonreía e imaginaba que cuando veía solo una era porque estaba jugando o saltando en esa etapa de su vida, a medida que iban aumentando en tamaño habían cosas que las acompañaban como flores ,cartas, juguetes  y un perfume maravilloso que solo ella conocía…fue así como llegó a una etapa en donde no se vieron las huellas de sus pies, si no que se vieron las marcas de sus rodillas algo asombrada Noelia se agachó para tocarlas cerró sus ojos y entendió que esa etapa había sido una etapa muy dolorosa para ella y de pronto fue como sentir a la pequeña Noelia llorando abrazada a su pecho y diciéndole que en esa etapa de su vida no pudo ponerse en pie y que tuvo que vivirla de rodillas por el dolor que sintió, como esas hubo muchas a lo largo del caminar por la playa. Noelia tuvo que arrodillarse muchas veces esa noche para sentir ese dolor y abrazar a la Noelia de esa etapa.
Fue así como llego al final de las huellas y se dio cuenta que las ultimas calzaban con sus pies, sonrió levantó sus ojos y vio como a lo lejos se veían unas tenues luces y sonaba una suave melodía que claramente reconocía…”let it be” de the Beatles. Ella sonrío una vez más miro hacia atrás con esa mirada característica de ella, esa mirada llena de amor, de felicidad y de paz. Lanzó un beso con su mano y dijo al viento “Querida Noelia, entendí lo que esta noche quisiste decirme”.
Sus ojos se cerraron nuevamente solo para tararear la melodía de let it be que aun sonaba en el viento, y junto al mar comenzaron a bailar con ese suave vaivén que les brindaba aquella noche de primavera.
No existía nadie más en aquella playa, era la playa de Noelia… era su playa, sus recuerdos, sus memorias, sus alegrías y desdichas…
Y así terminó la noche con Noelia sentada mirando el mar, iluminado con la luna y brindando por un año más de vida…solo la querida Noe y sus maravillosos cuentos.

Comentarios

  1. Que bonito cuento Maca! Gracias por compartir esa sensación de atemporalidad en transitamos a veces, como Noelia, que se abre a mirar quizás con dolor las heridas de su vida, pero no se queda en el sufrimiento sino que recoge su realidad y se abre a la experiencia de la vivir el misterio de la existencia.

    Un abrazo y gracias por el regalo de tu propio cumpleaños

    Roy

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  2. ro!!!! muchas gracias por leerlo, lejos un regalo para mi!!!! así es como muchas veces transitamos en la oscuridad de una noche a la que tememos, pero realmente no es una noche es solo ausencia de sol...y muchas veces no vemos lo maravillosa que es la luna iluminandonos el camino y apagando los temores.....muchos besos!!!! espero verte pronto.

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