Uno.

Soundtrack "Chasing pavements" Adele. http://www.youtube.com/watch?v=08DjMT-qR9g ).

Noelia volvió a la misma rutina de siempre. SI, esa misma rutina de años atrás donde iba con su pequeño morral de antaño, su abrigo rojo y su cuaderno celeste al mismo café de siempre, en la misma mesita, al lado de la misma ventana.
Recordó ojeando el cuaderno las millones de historias que talló en solo dos saltos de columpio que tuvo en su vida. Miraba la ventana mientras en el café sonaba “Chasing pavements” de Adele. Su mirada a pesar de que era bastante nostálgica no dejaba jamás ese brillo inundante lleno de felicidad y esperanza.
Sonreía mientras el sol iluminaba sus pecas. Sentía en su interior una sensación de vértigo casi incontenible que la hacía, de vez en cuando, soltar un par de carcajadas. De pronto, sintió un olor que le era muy familiar, era algo nuevo pero que curiosamente reconocía. Se paró desesperada buscando por todo el lugar de dónde venía ese olor, no logró ver a nadie y simplemente se sentó.

Su hoja en blanco, le costaba concentrarse no sabía por qué pero ese día simplemente sus manos y mente estaban atadas, en blanco, sin querer expresar. Una pequeña brisa primaveral entró por la ventana del café y…ahí estaba de nuevo, ese olor que la llenaba de recuerdos, esta vez quiso ignorarlo y seguir mirando como el sol se comenzaba a dormir en Santiago.

Le hacía tanto sentido todo lo que había tenido que pasar para llegar nuevamente a cero, a dónde mismo estaba hacía un par de años atrás. No era retroceder, no era volver a los inicios, era simplemente una vuelta en la rueda de la fortuna, en el molino, en donde volvía al inicio pero totalmente renovada, limpia y llena de energía.
Llenó su cuaderno de dibujos sin lograr escribir una sola palabra, se quedó mirando fijo los arboles sin lograr si quiera tomar su te. Salió de esa especie de trance abruptamente al sentir que su mano había sido tomada por alguien.
¿Podría ser?  Se quedó total y completamente sorprendida, era Vicente.
A su mente vinieron historias, imágenes y momentos que curiosamente jamás había vivido. Culminando en una especie de epifanía.

-Ese era el olor, tu olor Vicente- dijo ella total y completamente confundida.
Vicente dejó un lápiz azul en su mesa.
-Quizás con ese puedas escribir mucho mejor-
El lápiz era viejo, con algunas incrustaciones de piedra, sin duda un lápiz muy particular que alguna vez Noelia había construido para ella y que olvidó en algún lugar.

-Pero,  ¿cómo lo encontraste?-
Él tomó la mano de Noelia, la levantó de su mesa, se abrazaron y le dijo;
-He vuelto, estás conmigo y eso es todo lo que importa-  Vicente  se quedó mirándola a los ojos.
Se abrazaron, sin tiempo, sin apuros.

“This ain’t lust…I know, this is love” sonaba fuertemente en el café que fotografiaba constantemente a Noelia y a sus historias mientras el sol anaranjaba el lugar.


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