Catarsis Blanca.

 Soundtrack  Sigur Ros Rembihnùtur http://www.youtube.com/watch?v=tHabcP2CcGw 


Cuelgo el antifaz, mi abrigo y mis ropas. Me saco el maquillaje lentamente sintiendo como mi piel va quedando desnuda, sin color no luz.
Opaca, de blanco, de nieve y leche. Me miro al espejo y reconozco cada peca, lunar y marca de nacimiento. Miro mis manos empuñadas con el pulgar incluido, veo mi mancha de nacimiento en mi muslo izquierdo y te recuerdo. Recuerdo tu olor en la cuna, tus besos cálidos mientras me amamantas – hago una pausa y suspiro- te siento nuevamente. Amor de madre, amor de mujer que pario desde su vientre una vida, te siento triste y me acurruco en tu  útero para protegerme.
Vuelvo al espejo y veo mis pecas que de niña pintaron mi cara, veo mis lunares que marcaron mi adolescencia y te siento presente. Luna ajena y desnuda que con tu pena infinita te alejaste de mí por mucho tiempo, me hiciste falta, me faltó tu útero materno.
Sigo mirando mi cuerpo, cada marca, cada golpe es un significado. Cierro mis ojos y siento mi respiración. Quiero ser una, debo ser una.
Por mucho tiempo estuvo dividido mi cuerpo, mi mente y corazón, no bailaban juntos. Sigo respirando, siento frío pero no me tapo. Quiero sentir como cada pelo de mi piel se eriza y busca una nueva energía, antes de reconciliarme conmigo misma hago un pequeño viaje a mi niñez y grito:
-¡Me hiciste falta!- lo grito desde mi vientre, duele…lloro. Vuelvo a respirar y visualizo a la pequeña que fui, corro a abrazarla, la beso tan fuerte que volvemos a ser una, la recupero y beso a mi Madre y le digo TE AMO, te perdono, lo siento por llegar a tu vida en un momento inoportuno pero te elegí de entre todas porque debía aprender de ti, AMAME y seamos una.
Sigo respirando y siento como mi estómago se retuerce, mi garganta se aprieta y así…caen las primeras gotas. No son lágrimas de sal, son lágrimas dulces que renuevan mi alma y mi cara.
Sigo avanzando en el tiempo, llego a uno de los cuartos más oscuros de mi casa interna y grito:
-¡Necesitaba tu abrazo!-  casi me desvanezco, apenas podía mantenerme en pie. Me compongo y sigo respirando lentamente, sintiendo con el vientre cada sensación mala o incómoda.  Me visualizo dormida, sola. Padre, necesitaba tu abrazo, necesitaba que tu orgullo no le ganara a tu amor.  Me abracé y me levanté. Lavé mi cara y besé mi frente…tomé la mano de mi Padre y lo llevé conmigo, nos abrazamos los tres, nos perdonamos y seguimos nuestro camino.
Seguí el camino en la línea del tiempo y ya no logré mantenerme en pie. Caí al suelo. Sentí un golpe enorme en mi vientre y esta vez, grité desde mi útero como si alguien más gritara conmigo.
-¡BASTA!-  Lloré, llore tanto que sentía como mi garganta se sacaba poco a poco, algo latía fuertemente en mi vientre, yo solo lo protegía con mis manos. Volví a la misma posición fetal del inicio, volví al vientre buscando consuelo, buscando refugio, buscando amor. Me visualicé en el piso, cuidando mi vientre, sintiendo cada palabra, cada golpe en mi piel, lloraba. En mi mente gritaba ¡Mamá!... Necesitaba que me salvaras, pero nadie podía oírme, ni siquiera yo.
Tus ojos llenos de rabia dolían más que los mismos golpes que cada centímetro de mi piel sentían. Corrí a ese momento, me cubrí a mi misma para protegerme y me levanté. Besé mi vientre y fue ahí cuando te escuché querido Clemente. Perdoné la ira, simplemente me iría de ahí, no por algo que fue mi culpa, es porque la ira no se puede amar, y la ira…sola debe estar.
Volví en mi misma, mi cara estaba empapada en lágrimas, me paré y volví a mirarme en el espejo. De a poco fui quitando las marcas, los moretones, los golpes y mentiras… como si fueran tierra  y no heridas.
Mi cara estaba diferente, mi cuerpo había cambiado…mi vientre ya no estaba tan plano. Mis pechos más caídos, algunas arrugas alrededor de mis ojos y algunas pecas de más me indicaron que había crecido.
Me perdoné por tantos errores cometidos, besé mis manos por estar benditas con tanto amor entregado. Cerré mis ojos y bailé, sin miedo, bailé buscando tu encuentro. Seguía en un vaivén sublime y melódico, como las olas en un día tranquilo, como el pasto en una tarde de viento. Tranquila me aceptaba, me perdonaba y me volvía a amar.
En un lado del espejo encontré tus ojos, nunca me di cuenta que estabas ahí, mirándome y siempre esperando que te notara, me sonreíste un poco lejano. Tenías miedo, y yo te quería más cerca, te asustó verme desnuda y vulnerable, porque te reconociste en mí y te sentiste vulnerable también.
-¡TE QUIERO! Y TE NECESITO- te grité. Te alejaste un poco y luego lloré. Volví a levantar mi cabeza y te volví a gritar…
-¡NO TE NECESITO, SIMPLEMENTE TE QUIERO!-  no quería poseerte como un objeto, tú eras más que eso. Te quería en mi vida, para siempre, con tu sonrisa y tus sombras.
Seguiste mirándome y me sonreíste, me mostraste un reloj y luego te fuiste. Pero hoy te digo ¡TE QUIERO! Y desde mi corazón te grito ¡Quiero tenerte toda mi Vida! Compleméntate conmigo, sin miedos, si caminos establecidos…armemos un camino nuevo y déjame llenarte de sueños cumplidos.  Compartamos la vida, sal de tu esquina y vive la vida conmigo, HOY, AHORA…sin más esperas, sin más peros ni obstáculos. Se simplemente mío.
Volví al espejo y veía como el agua fresca corría por el vidrio, limpiaba todo lo malo. La pieza donde estaba se veía diferente y fue en ese momento que vi una cuerda saliendo de mi vientre, al final de ella había un pequeño niño. Niño de mi vida con sus ojos de aceituna y su piel como la luna, me sonreíste y te hice mío. Me acerque y me estiraste tus bracitos, te besé en la frente y te quedaste dormido. Volví a mirar el espejo y me veía hermosa, llena de luz, llena de amor. Clemente lavaste mis heridas, llenaste mi vientre de coraje y alegrías.
Seguí bailando con el pequeño en mis brazos, desnudos los dos, con la piel en blanco.
La melodía oscura se había ido, la catarsis blanca había concluido.
Madre, te necesito y te amo por sobretodas las cosas en este mundo. Me duele que no me sientas capaz algunas veces. Recuerda que la fuerza de mi útero la heredé del tuyo, te amo y necesito que sepas que te perdono y me perdono yo por los pasajes oscuros que vivimos. Te admiro mujer del sol, iluminas mi vida y también mi corazón. Mujer de hierro forjado con amor, mujer fuerte pero mujer llena de amor.  A mi también me da miedo amarte tanto pero tus palabras hacen melodía en mi cuando son del alma y no de la rabia. Te amo.
Padre, necesitaba tu admiración, volver a ser la pequeña de tus ojos, tu orgullo, tu luz. Tus palabras dolieron, ya no duelen. Justificadas o no, se que en el fondo de tu corazón sigo siendo tu farol que te guía a casa, te amo y te perdono. Perdóname tú también. Ámame  y vuelve a bailar conmigo.
Hermanos, maravillosa palabra, maravillosos ustedes. Sangre de mi sangre que compartimos el mismo lugar, el útero de nuestra madre. Ustedes son mi útero hoy, me reconforto en sus brazos, me siento protegida por sus manos y compañía. Hombres maravillosos que llenaron de luz mi vida, los amo con cada fibra de mí ser. Hombres de bien, hombres de metal.  Ejemplos de vida, guerreros incansables que ayudaron a reconstruir la mía.
Gonzalo, niño de algodón con caparazón de cristal. Maravilla de hombre, de ser humano. Diamante sin pulir, prefieres no brillar y simplemente iluminar al resto. Te digo hoy que te QUIERO, eres un gran compañero y soy afortunada de tener tu amistad, amor y preocupación.
Quiero conocerte más, tomar tu mano como ya lo hemos hablado y entregarte todo lo mejor de mi vida. Pero te quiero a ti, entero con tus miedos y alegrías pero te quiero presente, deja el miedo de guardado que estoy de tu lado. Ya pasó el negro en la vida de los dos, salta conmigo y bailemos. Llenemos nuestra vida de color. No sigas lejos, vuelve y ríe conmigo, vuelve y se uno viviendo como antes, soñando y danzando juntos.
Mención honrosa a una mujer que sin parirme es mi Madre igual, que hiciste a tus hijos mis hermanos y a tu compañero mi Padre. Mujer maravillosa, ejemplo de Madre, cariñosa y esforzada. Mujer que por amor dejaste tantos sueños, te abandonaste en ti misma para comenzar a tejer los sueños de otros, eres el  ejemplo más hermoso que conozco de entrega y amor a otros. Eres mi Madre y lo sabes, te adoro y admiro tanto, mujer cándida llena de luz y amor, benditas tus manos y sabias tus palabras que tantas veces han iluminado mi camino cuando mi razón ha nublado mis metas. Te amo Madrina de mi alma.
Así me desapego de todo lo malo, con esta catarsis blanca llena de aprendizaje, sin rencores ni dolores. Así me limpio y me paro nuevamente, orgullosa de mi gente, mis paisajes y amigos. Agradecida de mi familia y de mi hijo. Bendita por cada palabra, abrazo y beso vuestro. Gracias por hacerme suya en sus vidas, y compartir sus penas alegrías.
Le doy gracias a la vida por entregarme cada golpe, caída y alegría. Hoy recibo un nuevo año con más sabiduría y con mi cuerpo en blanco. Gracias a la vida… por haberme dado tanto.


Comentarios

Entradas populares de este blog

El Inquilino

La batalla

High and Dry