Memorias con sabor a chiquitolinas.
A pesar de lo frio que estaba Santiago hoy, al contrario de mucha gente me levante con ánimo y demasiadas ganas de hacer lo habitual. Ir a la universidad y atravesar medio Santiago en metro. Mientras caminaba para tomar la micro en Apoquindo recordé que días así me hacen querer estar en conce, mi conce querido con olor a leña y sabor a merquén. Después de que ves la cantidad de edificios bombardeando el ambiente te das cuenta de que estas en un frio, oscuro e impersonal Santiago. Parada en el paradero esperando la micro y mirando a toda la gente con cara de enojo me daba risa ver como en Santiago no están acostumbrados a que la ciudad aparte de ser tremendamente hostil, este gris y fría…de repente alzo la mirada y veo una mariposa! Podría ser? Una mariposa grande y naranja revoloteando cerca de mí en una ciudad llena de cemento.No pude evitar lanzar una sonrisa y encontrar ese momento simplemente mágico...
En mi reproductor de música sonaba see you soon de coldplay, y fue inevitable recordar algunos pasajes de mi infancia cerca de la laguna en san pedro, esos recuerdos donde te acuerdas de las manzanas verdes, las arrancadas a la laguna después de clases, la lluvia eterna y los columpios. Es así como recordé a un mágico personaje que tuvo un pasar tan rápido y fugaz por mi vida… de esas personas que apenas recuerdas pero que por alguna razón se te quedan en la memoria, aún recuerdo su tés blanca, sus ojos dormidos y su pelo rojo…era divertido verlo, me alegraba el día!! y la inocencia de nuestros encuentros hacían de mi infancia un tanto complicada, algo más dulce y suave.
Su sonrisa, su risa y su forma de jugar hacia que fuéramos cómplices. El viento, el sol y un par de viejos columpios adornaban la magia que desplegaba la compañía que algunos días después de clases nos dábamos, no hablábamos de cualquier cosa…no eran temas simplemente de niños...hablábamos cosas adultas, conversábamos como si nos conociéramos de toda la vida. A pesar de que no recuerdo mucho nuestras conversaciones, si recuerdo la sensación que me dejaba el tenerlo cerca, su cara tan amable como queriendo no crecer se me quedo grabada en mi mente, siempre pensé que quería inmortalizar esos pocos minutos que teníamos después de clases en una plaza alejada de todo!!!... con un par de columpios y unas bancas viejas. No había amor, no había pasión, no hubo besos ni mucho menos enamoramiento. Éramos dos niños con miedo a crecer, con miedo a no tener esa mirada inocente que nos hacia cómplices de algo mágico día a día, nadie podrá entender lo que viví en ese minuto de mi vida!!... en donde el amor trascendía todo lo obvio y rápido que es hoy en día. Siendo tan niña aprendí que el amor tenía muchas formas y eran todas bienvenidas. Jamás olvidare sus ojos tristes y soñadores opacados por su brillante sonrisa eterna, mágica y sublime. Fuimos hermanos, fuimos amigos, fuimos compañeros quizás en un dolor escondido…el lazo que llevábamos en nuestra alma nos hizo encontrarnos y formar por una etapa muy corta de la vida un lazo tan lindo, lleno de temperas de colores maravillosos, lleno de juegos, columpios y un dulce sabor a dulces…
Jamás olvidare los momentos fraternos que tuve con él, lo mucho que quitaste mi dolor a tan corta edad. Jamás olvidare tus ojos tristes y tu sonrisa de sol jugando conmigo en aquellos encuentros mágicos de todos los días con el sol , la placita y la laguna adornando nuestras vidas.
No importaba el tiempo, no importaba la gente, no importaba nada!!!…..solo nosotros, nuestras risas y nuestra dulce inocencia que se con seguridad hasta el día de hoy conservamos…jamás dejamos de jugar, jamás dejaste de tener ojos tristes y sonrisa de sol, jamás deje de ver mi mundo de colores…y hasta el día de hoy voy a esos columpios para escapar de esta vida tan gris y ajena de sueños….y siempre oigo tu risa y recuerdo tu linda amistad de aroma dulce y color arcoíris.
ciruelas verdes y viento de humedal. Yo extraño esa plaza también. Y siempre que paso, pienso si son los mismos columpios, las mismas cadenas, el mismo agujero en el suelo en el que raspaba mis zapatos lustrados para frenar.
ResponderEliminar:) siempre que paso por ahí pienso lo mismo.
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