Coincidencias

En el mismo café de siempre, con las misma gente, las mismas caras y ese aroma que la cautivaba cada tarde…vainilla y canela. Sus manos aun frías y su mirada fija en la ventana. Cerraba los ojos y sentía que su corazón latía tan fuerte, era posible que pudiera estar  pasando por lo mismo nuevamente?
-Aquí está su latte de vainilla-
-Muchas gracias- dijo Noelia un tanto distraída.
Habían vuelto los días grises, la lluvia y el frío. Noelia seguía pegada en la ventana como si alguna especie de espectáculo la tuviera cautiva.
-Cómo estás linda?-  Preguntó Benjamín sentándose en la mesita del café junto a Noelia.
A Noelia se le iluminaron los ojos y sintió un ligero alivio, le tomó la mano a Benjamín diciéndole con la mirada “que bueno que estés aquí”.
-Cómo me encontraste-
-Era obvio que estarías acá, aunque …lo dudé-
-Por qué lo dudaste, si sabes que siempre vengo a este café-
- Porque hace mucho tiempo que estabas alejada de tus cartas, tus cuadernos y esta mesita- dijo Benjamín con una leve sonrisa en la cara.
Noelia se largo a reír  y comenzaron el ritual que hacía meses no hacían. La mesita coja junto a la ventana, con las margaritas en el centro, el latte de Noelia y el cortado de Benjamín. En el aire sonaba “un condenado te amo” de Meneguzzi. Esa tarde en el café estaban tocando un especial de música italiana, así que el ambiente estaba cargado de romanticismo, desamores, y  mucha pasión.
Ella con sus típicos gestos con las manos , su sonrisa y carcajadas típicas. El la miraba con la cabeza inclinada, una leve sonrisa cual niño escuchando historias. Así eran las reuniones con Benjamín y Noelia, era prácticamente imposible sacarle lo que de verdad le pasaba a Noelia…ella simplemente  desorientaba de tal forma con sus cuentos a Benjamín que muchas veces él no conseguía llegar a lo que de verdad sus ojos decían.
-Noe, pero cuéntame que es lo que te pasa?-
-Nada , está todo bien-
-Noe…-
A Noelia se le pusieron los ojos brillantes y mordió ligeramente su labio mirando a la ventana…Benjamín no quiso preguntar mas y simplemente se sentó a su lado y la abrazo por un largo tiempo.
-aquí estoy y sabes que siempre es así, aunque no me hables, aunque no me llames-
- Lo se Benja…es simplemente que esto no es algo tan grave y no quise molestarte-
-Hey!...el viaje que harás es muy lejos, es una decisión muy grande-
-Lo sé…pero, no es el fin del mundo no?-
- Claro que no lo es…pero, que pasará si no quieres volver?-
-No lo sé, no me he preguntado eso-
-Me daría mucha pena que por alguna razón te acostumbraras a vivir en otro país tato que te vuelvas indiferente al tuyo y finalmente no vuelvas-
-Quizás es mejor así…-
-No Noe, no es mejor así…yo lo hice y me demoré 10 años en volver, y mira de todo lo que me perdí-
-En estos momentos no tengo opción y de verdad prefiero no hablar por ahora de eso- concluyó con un tono de voz un tanto débil.
Benjamín con una mano sacó de su chaquetón azul una caja de madera y la puso sobre la mesita…Noelia miró asombrada no lo podía creer.
-Tu sabías que siempre la iba a guardar…recuerdas lo que hay dentro de ella?-
-Claro que si, mis cuentos- dijo Noelia asombrada y conmovida.
-Linda, no te vayas…Por favor quédate-
-No puedo Benja…el tiempo ya se acabó, la gente cambió y yo no he logrado avanzar-
-Al menos quédate con ella, ya me la pasaste una vez…por favor no la dejes una segunda, esto te servirá-
-No benja, esto se acabó…no más cuentos que me impidan ver la realidad tal cual es, esos cuentos no son reales, jamás lo serán y para mí ya no existen-
Benjamín la abrazó fuerte y trató de convencerla de no tomar ese avión, pero ya era demasiado tarde…los ojos de Noelia ya no eran los mismos, sus manos ya no escribían y su cajita ya no le pertenecía.
Noelia tomaría el avión esa misma noche, se iría sin maletas, sin fotos ni recuerdos. Solo ella, su abrigo y su bolso. Sin cuadernos, sin hojas en blanco para rellenar.
Ahí se quedaron abrazados durante mucho rato hasta que el reloj marcó las cinco de la tarde y Noelia se paró para despedirse de Benjamín, nunca se habían abrazado por tanto rato como aquél día. Ella se paseo por el café como despidiéndose de cada rincón que la albergó por tantos años.
La lluvia caía copiosamente, y el viento soplaba más fuerte que nunca. Noelia en el taxi sin mirara atrás y Benjamín mirándola mientras se iba.
-Ojalá vuelvas linda- decía Benjamín con un tono derrotista.
Noelia en el taxi pensando en como sería esta nueva etapa de su vida, sin un comienzo y sin un final, estaba asustada…claro que sí. De pronto sintió un bulto en  su abrigo, era la cajita de madera, Benjamín la había puesto ahí cuando se abrazaron.
-Deténgase!- dijo Noelia un tanto alterada.
Se detuvieron a un lado de la Avenida mientras la lluvia caía con furia sobre la ciudad…abrió la caja y el primer cuento que sacó se llamaba “Dos es igual a uno”…ella soltó una carcajada mientras sus ojos se llenaban de lagrimas, no podía creer que fuera ese el primer cuento que sacó de su caja. Su cabeza se levantó abruptamente al escuchar en la radio “chasing cars” de snow patrol…se quedó boquiabierta durante unos minutos sin entender que estaba sucediendo…podría ser tanta coincidencia?. Sonaba la música y Noelia seguía leyendo sin poder creer lo que estaba sucediendo mientras afuera la ciudad se renovaba con la lluvia de esa tarde de junio.

Comentarios

  1. Después de todo lo que se habló y planificó el viaje, un simple gesto es suficiente para cambiarlo todo.

    A veces pensamos que la solución es emprender un viaje largo y dejar todo atrás, pero no recordamos que las cosas que dejamos son las que nos han llevado hasta ahí.

    Espero que Benjamín siempre pueda encontrar a Noelia en la mesa de ese café, pues es una de las cosas que le encanta.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

The Hardest Part.

La batalla

El Inquilino