Los ojos de Agustina.

Era diciembre hacía mucho calor y por fin ya había terminado con todos los exámenes en la Universidad, estaba feliz y orgullosa de mis logros, como ya tenía tiempo había planeado ir a entregar mi regalo de navidad a dos personas muy especiales y fue el momento en que mi papá me tomó y me comunicó que "él", había muerto la semana pasada, fue una mezcla de sentimientos entre mucha pena, rabia, dolor algo que no podía explicar con sencillas palabras. Como no me habían avisado de que el ya no estaba?, no quisieron interrumpirme el estudio, claro ellos no entendían el lazo gigante que yo tenía con don Luis.
Don Luis un abuelito que conocí en una fundación, una persona de 94 años, postrada, que a penas podía hablar. Fue un año completo que estuve yendo a  verlo, a leerle a entregarle todo mi cariño y así fui enamorándome de su historia, de sus  manos, de sus ojitos y su cariño. Fue ahí donde conocí la historia de amor mas bella que he presenciado en mi vida.
llegamos a la fundación con mi papá, corrí buscando a Agustina para saberlo todo, la vi sentada en un banco mirando las rosas, me senté a su lado y nos dimos un abrazo profundo y gigante, le dije cuanto lo sentía y sin poder evitarlo me puse a llorar, me explicó todo me contó que se había ido en paz, y que me agradecía todo el amor que le había dado a ella y a su marido yo solo me limité a escucharla no tenía palabras, estaba tan triste que no tenía idea de que hacer, solo le tomé la mano y la escuché.
sus ojos celestes me contaron todo no necesitaba que ella me hablara mucho la historia de ellos dos la llevaba en su retina y era muy fácil verla,su amigo, su amor eterno, su príncipe azul, ya no estaba.
Yo pensaba como lo haría ahora agustina? era su razón de vivir, por el ella estaba en la fundación, ella era capaz de vivir sola, era autovalente pero estaba ahí por el, siempre me acuerdo "yo no puedo estar lejos de mi viejito" decía,quien puede ser capaz de entregar tanto? de vivir realmente juntos para toda la vida con tal entrega, amor y adoración por el otro. Cada vez que iba  a verlos me admiraba de ellos, de su amor incondicional y de como los ojos de agustina siempre brillaban cuando lo miraba , aunque el ya no la reconocía, aunque el ya no sabía quien era la que día a día todas las mañanas se levantaba y caminaba hasta su pieza para besarle la frente y decirle te amo mi viejito lindo. Seguía mirando sus ojos y veía el vacío, el brillo se había ido ya no estaba y me preguntaba que se sentía el levantarse día a día sin tener a quien amas cerca, a esa persona que aprendiste a conocer toda tu vida, a quien amaste con sus defectos y virtudes "ese amor antiguo" ese que no decae con nada y que acepta todo. la miraba quieta casi no se sentía su respiración y en un suspiro me miro de nuevo y me dijo, " pero estoy tranquila por que se que me vendrá a buscar y estaremos al fin juntos y felices", Agustina tenía una capacidad gigante de entregarme toda su alma en cada mirada, de entregarme su enseñanza y cariño con cada mirada. Una vida entera de coqueteos, de pololeo de juventud se habían ido y que quedaba? quedaba el amor, los recuerdos, las cartas, los bailes, "los hijos se van me dijo ella una vez, lo que me queda es él, somos nuevamente nosotros dos solos y mañana seré yo sola o él solo", y es la realidad, el amor es lo que nos queda, las promesas y las puestas de sol. Miraba atentamente las manos de Agustina arrugadas y dañadas por el inevitable paso de los años, su pelo canoso y su carita arrugada de experiencia acumulada en su vida, pero sus ojos, sus ojos aún seguían jóvenes, llenos de alegrías, de recuerdos era la puerta de su alma que jamás envejeció ella siempre tenía una mirada brillante por que su alma era pura, su entrega era única, su amor era incondicional y porque su forma de vivir la vida era maravillosa. le dí un fuerte abrazo me despedí y me fui a casa, cuando llegué a mi casa me miré al espejo y me di cuenta que mis ojos eran opacos, que mi mirada era triste y que mi alma parecía que tenía millones de años, lloré y me avergonzé , era tan joven y tan desilucionada  estaba ya de la vida?, de que me había servido conocer a agustina, me sirvió para entender que la vida no es opaca, que las desiluciones, las penas por un amor no son nada al lado de lo que podemos lograr, Agustina estaba sola, en un asilo, sin su gran amor, sin sus hijos, sin amigos y aún así su mirada era de amor, de esperanza de entrega sin miedo. 
Pasaron 3 años y volví al asilo, me di vuelta buscándola hacía mucho tiempo que no sabía de ella y temía que ya no estuviera. La encontré me acerque pero ella a penas veía, no pude evitar llorar le tomé sus manitos y la miré a los ojos sin poder decir una palabra, "quien es dijo" me acerque y le di un besitoperdóname por no volver, ella me abrazó fuerte me senté frente a ella pasaron unos minutos y me dijo "echo tanto de menos a mi viejito" le tomé la mano fuerte y solo suspiré, solo nos quedamos en silencio y paso un rato y me dijo "quien es usted?", entonces comprendí que el tiempo había hecho lo suyo, ella ya no recordaba tanto, su memoria estaba dañada, pero su escencia seguía intacta, su bondad y su gran amor aunque fuese a ratos igual lo recordaba.
Esa es la historia de amor y entrega incondicional más linda que he visto, Agustina a pesar  de su lucidez y su buen estado se fue con el gran amor de su vida a vivir a un asilo, por él, por no dejarlo solo, para que el se despertara todos los días con un beso de ella, eso es amor puro y eso es lo que nos falta por estos días, esa entrega es la que se necesita muchas veces con nuestros amigos, familia, parejas, y lo más importante con nosotros mismos.


(basado en una historia real).

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