El otro camino.



Llegué cómo todos los inviernos a mi casa en frutillar, era tarde y los niños venían durmiendo. Me bajé mientras Vicente bajaba sin ni un esfuerzo a los mellizos del auto, yo me encargué de bajar los bolsos, juguetes y maletas.
Entramos y la casa tenía el mismo olor rico de siempre, corrí  las cortinas y comencé a ordenar las cosas, sentí un beso en mi mejilla y me di vuelta para abrazar a Vicente quien me decía en un tono bajito: “Los niños están ok”.
Yo seguía ordenando mientras Vicente prendía la chimenea, me senté en el futón que estaba cerca del ventanal para ver el lago y nos quedamos acurrucados viendo todo el paisaje y escuchando música, sonaba “asignatura pendiente” y nosotros solo estábamos abrazados ahí disfrutando del momento junto a nuestra familia. El me hacía sentir muy protegida, Vicente era de esos hombres que llevan en la frente un cartel que dice “te amo”. Yo era su princesita, el amor de su vida y se encargaba todos los días de demostrármelo, amaba a los niños, era un papá excepcional y un muy buen hombre.
-Voy a buscar algo rico para comer te parece?-
-Sí, que rico!-
Me paré junto con el a revisar si habían llegado cartas, cuentas o alguna cosa a pesar de que vivíamos en Osorno a nuestra casita de frutillar siempre llegaban cartas y cuentas. Cuentas de luz, agua, gas… pero hubo una que me llamó la atención particularmente por su letra desordenada y poco armónica, cuando vi el remitente casi me desmayo.
-Amor, voy a salir un rato a tomar aire-
Vicente salió de la cocina rápidamente para preguntarme si estaba bien, yo le cerré un ojo y todo volvió a la normalidad, me abrigué mientras mi corazón estaba tan acelerado que apenas podía respirar. No podía creer que me había escrito una carta, no lo veía hace 7 años y la última vez que lo vi fue a orillas de la playa en Viña del Mar.

“Sé que hace mucho que no hablamos, tengo muchas razones para escribirte y por estos días he andado nostálgico y me he acordado muchísimo de ti.
Ayer por la tarde fui a dar un paseo en el jeep  a las dunas y recordé todas las veces que fuimos a comer sushi y a disfrutar del paisaje…

-Por qué me haces esto ahora, que pretendes?!- dije molesta tratando de contenerme y de no gritar, tenía tanta rabia…pero, debía seguir leyendo.

De todas las veces que íbamos y nos perdíamos en cualquier lugar, incluso esa vez que planee un paseo romántico a Concón y te enojaste tanto conmigo porque había mirado a otra mujer que estuviste taimada toda la tarde sin siquiera bajarnos del auto (lo recuerdo y me rio muchísimo).
Lo cierto es que hoy en día vivo la vida que siempre soñé, tengo una linda casa en Valparaíso con vista al mar, una casa en el campo, el trabajo que quiero…no te he contado pero este año fui a recorrer Europa mochileando y fue genial. Pero recordé a cada momento en todos estos años que todas las cosas que he logrado son cosas que planeamos juntos, todos mis logros fueron de tu mano y hoy los disfruto solo.
Una vez me dijiste “solo necesito amor” hoy en día recuerdo esas palabras y siento rabia conmigo mismo por no haberme detenido 5 minutos, por no haberte abrazado un poco mas o quizás haberte regalado una flor todas las veces que me  esperaste pacientemente.
Tu y yo éramos invencibles eso lo recuerdo bien, la verdad es que estaba tan ocupado y sumergido en un mundo material que te fui alejando hasta el punto en que no te encontré nunca mas. Aun recuerdo “aquel día” ese día en que te quise sorprender y recuerdo que habías estado trabajando toda la semana en un caso y yo prácticamente no te veía porque no te esperaba y simplemente me dormía. Recuerdo que te dije mientras leía el diario que quería ir contigo el viernes a un restorán en el muelle Vergara , recuerdo que llegamos y te dije :  no crees que ya es hora de que entres vestida de novia a alguna iglesia?, tu te pusiste a llorar y comenzaste a decirme que como pretendía casarme contigo si ni siquiera te abrazaba, que ya no te amaba como antes y que era un hombre totalmente diferente.
Lo demás es historia tu yéndote de mi casa, cargando el auto y creo que esa fue la ultima vez que te vi, no fui capaz de ir atrás tuyo, no fui capaz de jugármela y vencer mi orgullo y mi absurda forma de ser y te dejé ir, dejé ir a mi Noe.
He sabido que estas muy bien, que tienes dos hijos y que eres muy feliz, sin querer hace unos días te vi en Santiago y estabas tan linda como siempre, me quedé parado mirándote y quise ir corriendo a abrazarte pero me quedé paralizado y una vez mas me enojé, si eso no lo he podido aprender a controlar, me enojé conmigo y me enoje contigo , por qué no fuiste capaz de volver y decirme Leo estás equivocado arreglémoslo todo?, por qué no luchaste por nosotros como tantas veces?.
Perdóname , no quería hacerte llorar y mucho menos incomodarte me imagino que estas con tu familia y lo que menos quiero es provocar una situación que pueda perjudicarte pero, estoy desesperado vuelve conmigo tu sabes que Vicente no es el amor de tu vida, nosotros estábamos destinados desde mucho antes, sabes que estas viviendo una historia que no te corresponde…"
-te odio, te odio tanto- grité mientras lloraba y rompía la carta que me había mandado Leonardo, me fui a pasear cerca del lago y trate de aclarar mi garganta y limpiarme la cara para que Vicente no supiera lo que había pasado, pero mis lagrimas se hacían mas fuerte y mi dolor era tan grande que simplemente caí al pasto y no pude levantarme.
Desperté y aun veía todo borroso, veía un techo así que pensé que estaba adentro de la casa, miré mis manos y la cama, mire hacia la ventana y era de noche mi sorpresa fue aun mas grande cuando en vez de un lago vi el mar. Me senté en la cama asustada y miro hacia al lado y estaba Leonardo medio dormido preguntándome que me pasaba, me recostó cerca de su nariz y comenzó a hacerme cariño en el pelo.
-tranquila amor, seguramente tuviste una pesadilla- me dijo .
-Dónde estamos?-
-amor, tan dormida estas? Estamos en nuestra casa en Concón, y los niños están durmiendo- me dijo riéndose.
Entendí que todo había sido un sueño al ver las fotos en nuestra pared de nuestro matrimonio, de los niños y de algunos viajes. Me acurruqué como siempre lo hacia y puse sus brazos grande alrededor mio, esa sensación era única , me sentía totalmente protegida y amada.
En la casa solo se escuchaba el ruido del mar, en el aire había un rico olor a canela y yo me dormí con la voz de Leonardo diciéndome:
-        -  Buenas noches linda, te amo-

Comentarios

Entradas populares de este blog

El Inquilino

The Hardest Part.

La batalla