El recado
http://www.youtube.com/watch?v=jum0Pyqvz40&ob=av2e (Soundtrack).
Llegó a mi puerta una carta antigua, sucia y arrugada. Entré al departamento y seguí mi ritual del te, era tarde y había tenido un día agotador. Mientras caminaba con mi taza de te a mi sofá sonaba “a la primera persona “de Sanz. Me senté y mientras sentía como salía el rico olor a miel y limón de mi taza miraba como por mi ventana chocaban las hojas que el otoño y el viento se llevaban, era maravillosa la ciudad en la tarde…el cielo rosado intenso, los últimos rayos de sol, los edificios y las hojas volando. Me quede un instante mirando y escuchando una frase de la canción que escuchaba “a la primera persona que me ayude a caminar, pienso entregarle mi tiempo, pienso entregarle hasta el mar”…cerré mis ojos un momento y repasé todo mi día, una sonrisa apareció por mi cara y mis pelos se pusieron de punta. Es increíble, lo que pedimos es tan sencillo, es gratis, es simple…acompañarnos en este camino tan largo y rudo, pedirle a alguien que te acompañe a caminar, que comparta un atardecer contigo y aun así se nos hace tan difícil comprenderlo.
Llegó a mi puerta una carta antigua, sucia y arrugada. Entré al departamento y seguí mi ritual del te, era tarde y había tenido un día agotador. Mientras caminaba con mi taza de te a mi sofá sonaba “a la primera persona “de Sanz. Me senté y mientras sentía como salía el rico olor a miel y limón de mi taza miraba como por mi ventana chocaban las hojas que el otoño y el viento se llevaban, era maravillosa la ciudad en la tarde…el cielo rosado intenso, los últimos rayos de sol, los edificios y las hojas volando. Me quede un instante mirando y escuchando una frase de la canción que escuchaba “a la primera persona que me ayude a caminar, pienso entregarle mi tiempo, pienso entregarle hasta el mar”…cerré mis ojos un momento y repasé todo mi día, una sonrisa apareció por mi cara y mis pelos se pusieron de punta. Es increíble, lo que pedimos es tan sencillo, es gratis, es simple…acompañarnos en este camino tan largo y rudo, pedirle a alguien que te acompañe a caminar, que comparta un atardecer contigo y aun así se nos hace tan difícil comprenderlo.
Deje mi taza a un lado y comencé a leer…
“El dolor juega con mi felicidad. No puedo creerlo estoy junto a mis maletas debajo de la lluvia caminando quien sabe a donde, miro hacia atrás y lloro porque veo dolor y desolación, pero miro hacia adelante y veo pura felicidad y sueños realizados en tus ojos. Deje mis maletas en el suelo y corrí, corrí muy fuerte no me importaba mojarme llegue y me colgué en tu cuello, te abrase... quería sentir tu olor, quería saber como era tu pelo, quería decirte al oído que ya la búsqueda terminó. Me pare frente a ti y me besaste como jamás en la vida me habían besado, un beso torpe, apretado pero el mejor de mi vida. Tenía mucha pena pero, a la vez, estaba tan feliz de tenerte ahí en carne y hueso parado frente a mí entregándome tus manos para tomarlas.
En ese momento maravilloso en el que estuvimos unos minutos abrazándonos me sentía en mi hogar, en mi lugar…sentía que podíamos lograrlo todo y así me quede toda la vida mirándote, amándote…incluso cuando me has alejado, incluso cuando tus noches son mas oscuras toda mi vida sentí lo mismo que la primera vez que me besaste aunque ya ha pasado tanto. A tus 80 años puedo mirarte y decir “lo tengo todo” logré ver tus mañanas, tus noches, tus heridas...logré caminar esta vida linda a tu lado. Cuanta gente logra encontrar lo que nosotros tuvimos? .No puedo tocarte, ya no puedo tener esas conversaciones eternas que teníamos antes de dormirnos, pero siempre te miro en la noches como sagradamente abres “nuestro libro y se te caen tus lagrimas”. Viejito lindo, te amo en mi corazón se conserva esa melodía joven enérgica que siempre me regalaste, quédate siempre así. No llores que el atardecer en algún momento nos volverá a juntar como ese día en el que corrí a tus brazos por primera vez…te amo, siempre tuya Macarena”.
Seguía sonando Sanz en mi departamento y no pude evitar emocionarme, raudamente me paré y Salí al pasillo a ver quien había dejado esto, no entendía nada…que debía hacer?
Me volví a sentar y tome mi teléfono…tu numero estaba marcado pero no quería llamarte, mis ojos se llenaron de lagrimas y no sabía que hacer. Me fui a la pieza y busqué entre mi ropa tu camisa, me tire a la cama e inunde mi nariz en ella, necesitaba sentirte cerca, pero no era capaz de llamarte y decirte tantas cosas.
Sonó mi puerta me pare a abrir y eras tu…
-es todo lo que tengo- me dijiste mostrando tus manos
Te abrace fuerte y tu olor se apodero de mi nuevamente
-camina conmigo, es todo lo que te pido Leo-
Seguías abrazado a mi tan fuerte como si algo me fuera a llevar muy lejos y tu lo impedías, tomaste mi mano y te recostaste conmigo en el sofá…nos quedamos un largo rato mirando el atardecer mientras jugabas con mi pelo, igual que la primera vez.
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