La cumbre


Eran las 6 am y estaba comenzando mi travesía en el cerro La cruz. El día estaba nublado, perfecto para hacer trekking y yo estaba callada, poseída por la inmensa y majestuosa naturaleza. Hacía mucho tiempo que no subía cerros y necesitaba esa conexión sublime que existía entre la cumbre y yo. Mi cuerpo no respondía como yo quería, mis piernas se hacían pesadas por la falta de entrenamiento pero sin embargo no quise detenerme, no quería detenerme un solo instante aunque doliera. Con el pasar de las horas y ya habiendo ascendido mucho, el paisaje se volvía mas seco, mas oscuro y gracias a lo gris del día la montaña se veía mas nítida que nunca.
Mis piernas no daban mas y aun quedaban al menos unas 3 horas para llegar a la cumbre, el dolor se hacía latente y en mi cabeza las voces no callaban.
-no podrás Noe, no eres capaz-
Esa frase se repetía una y otra vez en mi cabeza, me senté un momento a pensar y a llorar de impotencia por no poder pararme frente a esa montaña grandiosa y decirle “ándate a la mierda” llegaré igual. Mis manos estaban rotas mis pies con heridas y seguía caminando con rabia, con dolor, con ganas de gritar…mientras en mi reproductor de música sonaba “walk” de Foo Fighters la misma canción que alguien en un cuento me dijo que hiciera mía y así fue... cerré mis ojos y seguí, y seguí por todos esos que jamás creyeron, por todos aquellos que me dijeron “mañana te escucho”, por todos aquellos que se creyeron que yo era la mas débil.
Faltando solo pasos para la cumbre me paré a mirar todo lo que había avanzado y tal como la canción de foo fighters  gritaba “set me free again….I never wanna die “. La vista que tenia de la ciudad desde la cumbre, mi cara sucia por el polvo, mis manos y pies heridos no importaban…solo cerré los ojos inhale profundo y sentí el viento fuerte en mi cara como se llevaba el polvo, mis lagrimas, mis dolores, mis heridas…abrí mis ojos y grite, grité tan fuerte que mi garganta dolía, mi grito lleno todo ese macizo gigante, cada rincón de esa inmensa montaña quedó inundado de mi desgarrador grito y es así como nos hicimos uno, como en  ese instante de mi vida boté la rabia, porque desde ahora en adelante cada vez que me dijeran  “no” la montaña y yo le responderíamos “ándate a la mierda”. Me sentía gloriosa, libre, gigante. Porque cada vez que me despreciaran, cada vez que no me valoraran estaré ahí para decirles y qué? Aprendí a caminar de nuevo…cuantos de ustedes lo hacen?.
Me quedé un buen rato disfrutando el viento, el paisaje y lo pequeña que se veía la ciudad y yo ahí sentada en la punta mas alta admirando como se siente ver desde arriba. Me emocioné, cerré mis ojos di las gracias por tan glorioso momento y me sentí orgullosa de estar viva, de atreverme a subir una montaña sola…de atreverme a pararme en mis dos pies y caminar de nuevo.
Porque mientras yo subía muchas montañas, lloraba, me hería…muchos me criticaban desde abajo por ser débil... sin siquiera atreverse a subir una.

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